Siempre me han fascinado los lugares abandonados. A mí y a todos los humanos creo. Es una cosa que nos causa morbo ver y a la vez añoranza por algo que nunca vimos dentro de ellos, como aquella foto de un matrimonio en blanco y negro del que nadie sabe nada pero podemos imaginarnos el recorrido de su vida. Son sitios desconocidos en los que te sientas delante con la cámara o el teléfono móvil dispuesto a encuadrar algo que se está pudriendo, algo así como un corazón a medio…
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