La fotografía que no llega

Molino de casas bajas en el rincón de ademuz.

Siempre que quiero hacer una fotografía que tengo en mente se vuelve un reto personal, algo así como el sueño repetitivo de un artesano de la forja en el que aparece una espada y él la tiene que esculpir tal cual la imagina. Si algo tengo en la cabeza es porque anteriormente lo llevo contemplando aunque no sepa muy bien de donde saqué la idea, o qué es exactamente aquello que me hizo pensar y componer mediante la imaginación aquella foto soñada.

En todas las fotografías del Rincón de Ademuz y sus vecinos de Cuenca y Teruel las conservo como oro en paño. Son los negativos digitales los que guardo con mucho mimo, haciendo copias de seguridad de cada una de ellas por lo que pudiera pasar, y siempre que rebusco en el disco duro mi cabeza grita en voz alta «¿pero quieres salir al monte que aquí en el ordenador no se hacen fotos?». Y precisamente por eso me lleva trabajo el encontrarlas en la calle y en los montes, porque no tengo el alma de un corredor de running. Ellos saben perfectamente que madrugando mucho para entrenar es buscar nuevas experiencias porque se mimetizan con la montaña y el tiempo. Yo me cuesta esfuerzo el levantarme temprano casi de noche y empezar a caminar trazando una meta en particular sin tenerla fija. ¡Qué carajo! mi meta es la de volver a casa con una buena foto y ni eso a veces es suficiente para ser feliz fotográficamente.

En la mente de un fotógrafo semi profesional nace una idea negativa y es la de no conformarse con una foto decente, porque siempre pensará que ha perdido el día si no lleva un capazo de ellas bajo el brazo. Es por eso que mi propósito para antes de terminar el año va a ser el hace una escapada por los alrededores y llenarme de energía positiva, para seguir creciendo con el entorno y disfrutar de este enclave que tenemos tan inhóspito para muchos y muy visto para los que vivimos aquí.

—¡He! que no sabes nada de donde vives, no te confundas. Tienes que patear como el Cid Campeador para conquistar.—me dice mi ego que se desvanece.

En cierto modo es así. Conquistar aquella foto que llevas años buscando y que haga justifica a lo que imaginas, soñando que cuando la gente la vea diga «cojones», ¿Cómo la hizo?».

Tengo montañas, valles, ríos, bosque y cascadas, ¿Qué puedo pedir más? Otros pagarían por vivir donde vivo y yo quejándome por volver a casa los domingos sin un jpg que me vuelva loco. Siempre que veo las fotografías de un buen conocido @Toni_v pienso que me ha robado todo lo que deseo, que esas fotos me pertenecen.

—¿pero cómo te van a pertenecer si no las has buscado tú? ¿sabes a qué hora se levanta y los kilómetros y litros de sudor derrama para cazar la instantánea? —vuelve a asomar mi subconsciente.

Mientras os doy la bienvenida con este blog sobre fotografías del Rincón de Ademuz y otros textos propios, intentaré seguir divulgando para que esto no muera, para que los que vivimos en este trozo de país, aguantemos y sigamos siendo felices de lo que la madre tierra nos brinda. Yo a título personal seguiré buscando la foto que no llega.

Leave a Reply